Ultreia et Suseia

Este blog es antes que nada el diario de un peregrino en camino a Santiago de Compostela.
"Ultreia" (mas allá) era el saludo dado al peregrino en la edad media, al cual este respondía siempre "et suseia" (y más arriba), de ahí el título de este blog. Epítome de todos los caminos, el Camino de Santiago es un camino sin final y sin retorno cuya síntesis perfecta es precisamente "Ultreia et suseia".

viernes, 22 de febrero de 2008

08 - De Pamplona a Estella

Notas de viaje, domingo 30 de de julio de 2000.

Nos levantamos a las 10:00 -Martín- y a las 10:30 -yo. Me desperté varias veces en la noche entre sueños intranquilos e imágenes extrañas. No se porqué pero me siento intranquilo, preocupado por algo indefinido que no termino de precisar, no sé, pero las veces que esto me ha sucedido antes siempre terminó por ser algo importante (y en general nada bueno). Nos duchamos, armamos las mochilas (bastante más ligeras) y dejamos la pensión. Camino a la estación de autobuses, compramos yoghurt y bizcochos que desayunamos sentados en un banco de la Plaza de San Nicolás. Hicimos tiempo por aquí y por allá hasta las 13:30 en que tomamos el autobús hacia Puente la Reina. El viaje duró escasos 30 minutos y no pude menos que sonreír al pasar junto a un pueblo del camino que llevaba el nombre de 'Astrain'. Descendimos del autobús en la calle principal de Puente la Reina. Apenas bajar nos atajó un lugareño puentelareinés saludándonos efusivamente, dándonos ánimo - ...vamos majo, que hay que meter caña y de aquí a Estella tenéis un camino precioso, vale ...- , y cuando no, confundiéndonos con argentinos -esto sucede más a menudo de lo que nos gustaría-. Recorrimos un poco la ciudad, descubriendo que habían fiestas, y cuando hay fiestas en el pueblo, ya se sabe, mucha cerveza, vino, comida, bailes, típicos y no tanto, en fin joda variada y de la linda. Sea como fuere nos las arreglamos para entrometernos por callejuelas angostas y a veces bastante hediondas debido a las descargas de las vejigas ahítas de los lugareños. Sacamos fotos de la iglesia de San Pedro, de la de Santiago, y por supuesto del famoso puente medieval que da nombre al pueblo. Camino al puente nos cruzamos con varios lugareños ebrios como cubas en la puerta de un boliche, que me gritaron algunas cosas en euskera y en castellano - ... hala, valiente, échate un trago, valiente, ánimo, ...- , sonrisa mediante y cara de no entiendo me abro paso entre los sudorosos puentelareineses y al darme vuelta veo a uno colgado de la mochila de Martín, saltando y gritando incoherencias al tiempo que lo invitaba a bailar tirolés o algo por el estilo, por no tener la cámara de fotos lista me pierdo de inmortalizar la cara de circunstancias de mi amigo peregrino.

Bailes tipicos en Puentelareina

Al llegar al puente, es realmente un puente añoso y precioso que se luce bajo el sol estival, nos detenemos a fumar un cigarrillo y conversar un poco. Un par de minutos más tarde aparecen tres ciclistas españoles, peregrinos en dos ruedas, bastante veteranos y panzones pero muy simpáticos (como todos los españoles..., siempre que no trabajen de mozos de bar) y les sacamos unas fotos a pedido.
Uno de ellos comenta:
- Que me ha tocado el culo...-
Seguramente se refiera al amigo tirolés.
- Que a mi también me lo ha tocado, y le he dicho, por que no me sigues hasta el puente y me tocas los cojones, cabrón! -. Fabuloso.


Aca viene llegando Juancho medio ofuscado por las bromas de los puentelareineses

El puente medieval que da nombre al pueblo

Luego almorzamos unas hamburguesas, hacemos un poco de tiempo, caminamos hasta el albergue para sellar nuestras credenciales, y luego volvemos a la parada a esperar el autobús de las 17:00.
Media hora más tarde, descendimos en Estella, recorrimos la calle principal, sacamos algunas fotos y caminamos hasta el albergue.
No había lugar. Nos tocaba dormir en el suelo frente a las puertas de los baños, y además nos cobraban 1000 pelas.
Nos fuimos a buscar un hostal.
Conseguimos uno muy prolijito, Hostal San Andrés, sobre una plaza muy bonita y nos quedamos. Al entrar sólo vemos una escalera y un corredor hasta el fondo del edificio (la recepción está en el primero de los tres pisos) y la voz de una señora que nos dice:
- Cojan el ascensor muchachos, los espero en el segundo. -
Caminamos hasta el final de corredor donde la pared presenta una angosta puerta de madera al lado de la cual un cartel decía "ASCENSOR" y forma un pequeño recodo hacia la izquierda. Doy la vuelta al recodo y me detengo frente a las metálicas puertas del ascensor, presiono el botón de llamado y escucho la voz de J.M. diciendo, - No está, el ascensor no está... - desando un par de pasos y lo veo, parado, tieso, mirando fijamente la caja de fusibles del hostal mientras sostiene abierta la angosta puerta de madera con una mano, - No está, el ascensor no está...-
Brillante. Este tipo es genial, o no?
Dejamos las cosas en la habitación, nos damos un par de rápidas duchas y salimos a comprar tarjetas de teléfono y a recorrer un poco.


Recorriendo Estella


Volvemos ya de noche y cenamos en un bar de pizzas (Martín está empezando a obsesionarse con la pizza) y paellas. Terminamos comiendo pasta.
Y adivinen que..., el mozo es de maldonado!. No pudimos hablar mucho porque estaba a mil, pero de todas maneras fue un encuentro agradable. Después de cenar dimos un par de vueltas a la plaza, la noche estaba preciosa y nos fuimos a dormir.Mañana volvemos a pisar el Camino de la Estrella ...

La plaza de Santiago en Estella al anochecer

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