Notas de viaje, domingo 30 de de julio de 2000.

Bailes tipicos en Puentelareina
Al llegar al puente, es realmente un puente añoso y precioso que se luce bajo el sol estival, nos detenemos a fumar un cigarrillo y conversar un poco. Un par de minutos más tarde aparecen tres ciclistas españoles, peregrinos en dos ruedas, bastante veteranos y panzones pero muy simpáticos (como todos los españoles..., siempre que no trabajen de mozos de bar) y les sacamos unas fotos a pedido.
Uno de ellos comenta:
- Que me ha tocado el culo...-
Seguramente se refiera al amigo tirolés.
- Que a mi también me lo ha tocado, y le he dicho, por que no me sigues hasta el puente y me tocas los cojones, cabrón! -. Fabuloso.
Aca viene llegando Juancho medio ofuscado por las bromas de los puentelareineses
El puente medieval que da nombre al pueblo
Luego almorzamos unas hamburguesas, hacemos un poco de tiempo, caminamos hasta el albergue para sellar nuestras credenciales, y luego volvemos a la parada a esperar el autobús de las 17:00.
Media hora más tarde, descendimos en Estella, recorrimos la calle principal, sacamos algunas fotos y caminamos hasta el albergue.
No había lugar. Nos tocaba dormir en el suelo frente a las puertas de los baños, y además nos cobraban 1000 pelas.
Nos fuimos a buscar un hostal.
Conseguimos uno muy prolijito, Hostal San Andrés, sobre una plaza muy bonita y nos quedamos. Al entrar sólo vemos una escalera y un corredor hasta el fondo del edificio (la recepción está en el primero de los tres pisos) y la voz de una señora que nos dice:
- Cojan el ascensor muchachos, los espero en el segundo. -
Caminamos hasta el final de corredor donde la pared presenta una angosta puerta de madera al lado de la cual un cartel decía "ASCENSOR" y forma un pequeño recodo hacia la izquierda. Doy la vuelta al recodo y me detengo frente a las metálicas puertas del ascensor, presiono el botón de llamado y escucho la voz de J.M. diciendo, - No está, el ascensor no está... - desando un par de pasos y lo veo, parado, tieso, mirando fijamente la caja de fusibles del hostal mientras sostiene abierta la angosta puerta de madera con una mano, - No está, el ascensor no está...-
Brillante. Este tipo es genial, o no?
Dejamos las cosas en la habitación, nos damos un par de rápidas duchas y salimos a comprar tarjetas de teléfono y a recorrer un poco.
Media hora más tarde, descendimos en Estella, recorrimos la calle principal, sacamos algunas fotos y caminamos hasta el albergue.
No había lugar. Nos tocaba dormir en el suelo frente a las puertas de los baños, y además nos cobraban 1000 pelas.
Nos fuimos a buscar un hostal.
Conseguimos uno muy prolijito, Hostal San Andrés, sobre una plaza muy bonita y nos quedamos. Al entrar sólo vemos una escalera y un corredor hasta el fondo del edificio (la recepción está en el primero de los tres pisos) y la voz de una señora que nos dice:
- Cojan el ascensor muchachos, los espero en el segundo. -
Caminamos hasta el final de corredor donde la pared presenta una angosta puerta de madera al lado de la cual un cartel decía "ASCENSOR" y forma un pequeño recodo hacia la izquierda. Doy la vuelta al recodo y me detengo frente a las metálicas puertas del ascensor, presiono el botón de llamado y escucho la voz de J.M. diciendo, - No está, el ascensor no está... - desando un par de pasos y lo veo, parado, tieso, mirando fijamente la caja de fusibles del hostal mientras sostiene abierta la angosta puerta de madera con una mano, - No está, el ascensor no está...-
Brillante. Este tipo es genial, o no?
Dejamos las cosas en la habitación, nos damos un par de rápidas duchas y salimos a comprar tarjetas de teléfono y a recorrer un poco.
Recorriendo Estella
Volvemos ya de noche y cenamos en un bar de pizzas (Martín está empezando a obsesionarse con la pizza) y paellas. Terminamos comiendo pasta.
Y adivinen que..., el mozo es de maldonado!. No pudimos hablar mucho porque estaba a mil, pero de todas maneras fue un encuentro agradable. Después de cenar dimos un par de vueltas a la plaza, la noche estaba preciosa y nos fuimos a dormir.Mañana volvemos a pisar el Camino de la Estrella ...
La plaza de Santiago en Estella al anochecer
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